miércoles, 6 de marzo de 2013

Chávez y la paz en Colombia


Sin duda, el difunto venezolano Hugo Chávez es un personaje polémico, pero ¿Quién que tenga vida y se empeñe en proyectos colectivos no lo es?; se fue el militar, el político popular, el estadista, el revolucionario latinoamericano, el mulato cantor y bonachón que encarnó la etnicidad redimida de unas etnias vencidas que caminan martirizadas por las escenas rurales y urbanas de nuestra América Latina. También se fue Chávez el dictador, el arbitrario, el expropiador, el egocéntrico, el autoritario, el ignorante; epítetos con los cuales las oligarquías nacionales, los parnasos internacionales del imperio y los bufones de un modernismo liberalizante, lo tildaron una y otra vez.

Creo que a los colombianos, vecinos y ligados a Venezuela por una frontera caliente, selvática y desconocida, nos cuesta mucho comprender las dimensiones de Chávez para América Latina; si en Colombia las grandes mayorías estamos de espaldas a la vida política y a los destinos colectivos propios, mientras habitamos el rebusque y la sobrevivencia, ¿cómo vamos a comprender las particularidades políticas de un país vecino y hermano, tan diferente a nosotros?, Venezuela se hizo en el siglo XX a expensas del petróleo, pero ya desde el siglo XIX, armó su nacionalidad con base a un gran sincretismo de regiones que le implicó generar, en medio de una realidad social injusta y desigual como la nuestra, un “ethos” más integrado de sus regiones y de sus modos culturales; Colombia en cambio, fue agrario hasta más acá del siglo pasado, a pesar de su reciente urbanización sigue siendo un país de regiones muy marcadas, con fuertes niveles de fragmentación social y cultural en sus ciudades que en justicia concentran en Cali, Medellín y Bogotá las mayorías de un país que no sabe como llegó a hacinarse en sus urbes, urbes que se ven el espejo de los escaparates y los enlatados televisivos gringos.

Por esa razón y por una herencia común de los colombianos que habitamos las ciudades con las élites y clases medias venezolanas que consiste en ser permeados por el modo de vida gringa, -ellos por el influjo de la compra petrolera, nosotros y, últimamente ellos, por el negocio de las drogas-, a la mayoría de los colombianos promedio nos cuesta entender a Chávez y al chavismo; nos parece grosero, impulsivo, petulante, retrogrado, atrabiliario. Se atraviesa además el hecho de que fácilmente se asimila el bolivarianismo de Chávez con el bolivarianismo de las FARC, que seguramente tienen un núcleo común, pero que si se lee despacio, tienen sutiles diferencias e implicaciones y este punto ya introduce a Chávez en el conflicto colombiano y como todos dicen, en una pieza clave, aún muerto, para el logro de la tan eufemística y anhelada paz.

Lo que no vemos claramente desde esta frontera es lo que hizo este mulato venezolano como gestor político: generó un proceso de pensamiento colectivo en búsqueda del conocimiento propio, reivindicó al negro, al indígena, al mestizo desposeído de los campos y las ciudades, fue a la discusión con las bases históricas y culturales del país para proponer una nueva república basada en una lectura de los escenarios de Venezuela desde la sensibilidad de las mayorías desposeídas; fomentó desde el Estado y sus obras de gobierno políticas de igualdad e inclusión, es decir, hizo que los venezolanos supieran qué es y para qué sirve un Estado con sus políticas sociales, echó del país a los parias que en dos siglos se habían adueñado de todo lo que existía en Venezuela, redefinió los términos de manejo del monopolio del petróleo, fortaleciendo la soberanía y el uso de los recursos públicos; fomentó la integración latinoamericana volviéndonos a recordar que estas cordilleras, estos mares y valles son un solo continente que fue colonizado y que sigue preso de determinaciones externas de las potencias de occidente; si, renovó las razones para la autodeterminación de América Latina; todo esto lo hizo por la fuerza de la razón y con pasión, obedeciendo y escuchando su pueblo, sin desisntitucionalizar al país, sino construyendo una nueva y renovada institucionalidad. Esa es la estatura de un Chávez que no alcanzamos a ver en Colombia; es la estatura de un revolucionario que hizo sentir su ternura entregándose a la redención de los más desposeídos de su pueblo.

Eso no pasa en Colombia, donde banderas y próceres se usan para encubrir el clasismo, donde la barbarie de las violencias expropiadoras y las prácticas de narcotráfico que operan unas y otras elites, incluso muchas de las que promueven una agenda alternativa, se tragan las posibilidades de ejercer políticas dignas… por eso no tenemos gafas para ver los alcances del chavismo, porque tenemos una cultura política bloqueada y una elites políticas de todas las orillas que gustan de definir los destinos de la nación a puerta cerrada, sin comprender, ni consultar los designios del soberano, pueblo que sufre y calla, sin necesidad de que lo manden a callar.

Vuelvo a decirlo, nuestra percepción del chavismo en Colombia está marcada por lo que nos desune que es el conflicto armado, en ese horizonte, el sentido de paz que podemos retomar de Chávez para Colombia y ampliamente para América Latina, mas que contribuir a un acuerdo entre agentes de varias guerras vividas en Colombia, sin protocolos, que no guardan actas de sus víctimas, ni de los victimarios, no es un proceso en el cual las élites de uno y otro lado se disculpen y sigamos como vamos: la paz que nos lega Chávez es el sentimiento de descolonización, es la necesidad de refundar la república latinoamericana, es el llamado a sacrificar la comodidad de la parcela y la modorra colectiva para reconstruir desde la escucha de nuestros pueblos en sus dolores y en sus fiestas, en sus pesadillas y sus carnavales, las bases culturales, económicas y sociales de unos países destartalados y hechos girones por unas minorías liberales europeizadas y/o agringadas.

Larga vida para el chavismo en Venezuela.

Descanse en paz Comandante Chávez.

Vamos caminando por los rostros de América Latina para hacer sentir el cuerpo de la Patria Grande que se mueve, se mueve…

Por ahí en la esquina esta Chávez…

1 comentario:

  1. Se atrevió a decir de un modo directo, jovial, chistoso, las cuestiones más graves que pesan en nuestras relaciones internas y externas con el colonialismo. Se atrevió tomar decisiones en la política institucionalizada con vistas a una mayor equidad. El proyecto de país siguió siendo nacionalista (en su determinada interpretación de Bolívar), desarrollista, fuertemente personalista en su liderazgo presidencial. Como con el peronismo, queda mucho en el camino: el cuestionamiento del formato Estado-Nación (naturalizado); las implicaciones de poder en las relaciones interculturales, pliegue sobre pliegue; la discusión del concepto de Historia y de la Educación. Hay una fuerza de Orinoco desbordado en las carreteras y calles que pone al revés la lectura, insoslayable, pero siempre seducida por el culto al individuo, al "grande hombre", que es una manera de sofocarla y ponerla bajo control. En esa solidaridad, que es la gran fuerza, la que se da sus personajes y los sobrepasa por lo que viene arrastrando consigo, piedras que se mueven, se erosionan y ruedan sordamente en el cauce, en esa poderosa solidaridad está toda la esperanza... son siempre muchos otros los que hacen la historia, frente a los pocos que pretenden escribirla sobre páginas en blanco o sobre pantallas negras.
    Gracias, Chucho, por tus reflexiones, siempre necesarias.
    José Luis Grosso.

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